lunes, 3 de enero de 2011

En Piso Cien La Ley son “Los descuartizadores”


Junto al terraplén del sector Los Pinos, que “los Descuartizadores” han usado durante años como cementerio personal para enterrar a sus víctimas, una niña que vive en la zona responde en voz baja, y viendo hacia el piso.

– Esto de noche es tranquilo.

A su lado otro niño, de no más de 10 años, la mira con desdén; tiene ganas de dar un asomo de la verdad.

– ¿Tranquilo? Esto de noche es horrible….

En la zona conocida como Piso Cien, pues por encima de ella sólo hay cielo, la banda ha cortado con una sierra al menos a ocho personas. Allí, en Los Pinos, en todo El Nazareno, en Casalta III, todas zonas de Catia, es miedo lo que queda. Han sido años de ver pasar en las noches a los integrantes del grupo con bolsas en las cuales van los trozos de sus víctimas. En todo este tiempo no ha habido policía, ni autoridad que sobrepase el “orden” que “Mixdel” y “Yorman” han impuesto.

Desde la parte más alta de Los Pinos un funcionario de Policaracas mira a lo lejos su comando.

– Desde aquí nos veían cada vez que nosotros salíamos para acá y, muy tranquilos, se iban a esconder; claro, cuando llegábamos ya no había nada.

Veinte días pasó un grupo de policías tocando puertas, sobre todo en las noches: buscaban un dato para dar con los sujetos que, como todos sabían, mataron el 10 de noviembre de 2010, al oficial de Policaracas, y escolta del diputado Freddy Bernal, Jean Carlos Becerra, de 26 años. Pero nadie hablaba.

– Cuando nosotros nos vamos los que se comen las verdes son ellos – comenta el policía.

De noche los funcionarios subían en grupo y armados, aún así, las lucecitas de las casas de la zona resultaban intimidantes, apenas una ventana que se abría y alguien se asomaba a husmear. Allí todos los ruidos pueden ser un peligro. Pero los niños, indiferentes, juegan en las puertas de las casas y son testigos de todo.

Una de las vecinas advierte que no va a hablar, pero explica.

–Mañana llegan ellos y yo tengo una hija. Nos hacen salir a mi esposo y a mí de la casa y se quedan con ella… Cuando están satisfechos salen y nos dejan entrar, pero antes me dicen: mañana vengo al mediodía, tenme la sopa de pollo; y se la tengo que tener.

Está claro que más vale quedarse callado.

El devenir de la banda

Los vecinos de El Nazareno vieron crecer a la mayoría de los 10 asesinos que hoy integran la banda. Cuentan que poco a poco fueron alcanzando el poder de acción que hoy tienen.

Tres de cuatro hermanos son parte de la organización. El cuarto también lo era, pero murió en un enfrentamiento en 2006. Ellos son Neptalí Mixdel Rojas Chirinos, de 20 años, “Mixdel”, Yorman Gabriel de 23 “el Yorman”, y Edwin Jackson. Edwin es uno de los dos detenidos, y quien, según la policía científica, junto a Víctor Alfonso Moro, de 18 años, le señaló a la policía donde estaba el cuerpo del oficial de Policaracas.

El papá de los hermanos, Neptalí Rojas, llegó de uno de los pueblos de la sierra de Coro a hacer su vida en el barrio, y allí tuvo seis hijos.

Mixdel lideraba la banda desde que era un adolescente, hasta que hace dos años sufrió un accidente de moto y quedó con una lesión en una pierna, desde entonces se mudó a Dos Lagunas en Cartanal, en Miranda, controlando al grupo desde allí.

Pero “Yorman” fue asumiendo el mando, todos en el barrio dicen que es el más peligroso. Fue él quien le compró la moto al funcionario de Policaracas en octubre. Según la versión policial Yorman le pagó la mitad de la moto al efectivo pero, a pesar de las insistencias del funcionario, no le daba lo demás. El policía optó por devolverle el dinero y pedirle la moto de vuelta, cosa que “Yorman” asumió de mala gana.

El 10 de noviembre llamó al policía, que estaba en casa de su novia en el barrio, y le dijo que ya tenía el negocio listo, osea tenía el dinero. Fue una excusa. Cuentan en la zona que cuando estuvieron con él, le advirtieron al dueño de un negocio de la zona:

– Apaga la luz que aquí va a haber un muerto.

Lo acribillaron y lo subieron a Piso Cien para cortarlo en partes. Su familia vio lo que quedó de él en la morgue.

–Lo dejaron como un rompecabezas – Comentó su prima.

En tres bolsas metieron las partes del cuerpo, dos más tenían sus pertenencias.

Según los vecinos Edwin es quien se encarga del tráfico de drogas y, de hecho tiene registros policiales por ese delito. Aseguran los que le conocen que es de los menos violentos.

Ender era otro de los hermanos que integraban el grupo. Murió en un enfrentamiento con la Policía de Miranda el 1 de de enero de 2007. Esa noche asesinó a un efectivo de Polimiranda y a su hermano, minutos antes del año nuevo.

Además, tienen dos hermanas: Neraida y Milagros, de esta última dicen en el barrio que es “la Mente” detrás de los ejecutores. Cuentan que ella tiene una relación con un sujeto conocido como “el Edwar”, quien era parte del grupo y participó con ellos en varias muertes. Pero hubo diferencias y se mudó al interior. En una ocasión, él, por órdenes de su compañera, asesinó a una joven con la que ésta tuvo una discusión.

No tienen miramientos. Una de las historias que repiten los vecinos es que “Yorman” en una ocasión le disparó a una chica en una pierna solo porque no quiso bailar con él. En 2006, mataron a una tía, Roraima Alicia Rojas Tovar, de 54 años, porque ella le hablaba a la gente de los que ellos estaban haciendo. Entraron a su casa y la acribillaron. La familia nunca los denunció por miedo.

Aseguran que “Yorman” ha matado solo porque consideró que lo miraron mal.
Todos saben en el barrio que “Víctor” y “el Ube” eran los responsables de descuartizar a las víctimas, a pesar de que Víctor tiene apenas 18 años.

Otra de las muertes que ejecutaron fue la de un joven de 15 años, apodado “El Pollito”, y la compañera de este, a quien conocían como “La Caliche”. Los detenidos han contado que a “El Pollito” lo lanzaron desde Piso Cien pero cayó en una terraza y decidieron enterrar la bolsa con las partes de su cuerpo.

Se creía que a él y su pareja pertenecían las 14 piezas óseas recuperadas por el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas y el Grupo de Respuesta Inmediata Silenciosa (Gris) de la Policía de Caracas, en el sector donde también localizaron, la madrugada del miércoles 24 de noviembre, los restos del Policaracas. Pero los análisis demostraron que los huesos hallados son de animales, así que el chico y su novia aún están enterrados en alguna parte de Piso Cien.

Hace unos meses un familiar de “El Pollito” tuvo una discusión con un joven del barrio y este, por toda respuesta le dijo:

–Tú como que quieres que te entierren en Piso Cien con “El Pollito”.

Referirse al asunto ya no sólo era cosa natural, sino además casi un chiste.

A principios de diciembre efectivos de la subdelegación Oeste del Cicpc y del Gris de Policaracas apresaron a Deibis José Ávila Rojas, de 27 años, “Pastor”, otro de los miembros del grupo delictivo, al que detuvieron con una Glock 17. “Pastor” estaba a unos 50 metros del cementerio de la banda.

Relatan que a varias de las víctimas las han hecho cavar su propia tumba.

La organización ha ido desde jugar con la cabeza de una de sus víctimas en 2009 y grabar un video para subirlo a Internet; pasando por disparar contra cualquiera que consideraran un enemigo, hasta violar a las hijas de los residentes de la zona y someter a toda una comunidad por seis años. Esa es su historia.

Para muchos, lo que se ha vivido en el barrio El Nazareno solo se contempla en las guerras civiles de África, no en lo más alto de un cerro caraqueño. Pero ese es el día a día de los niños que crecen en la zona, donde no llega el agua, y la ley tampoco. Ellos juegan sobre el lugar que la banda destinó como cementerio. Conocen bien a los homicidas a los que, quizás, muchas veces saludaban cuando los veían pasar con sus bolsas negras.


*Foto: Fernando Sánchez/El Universal

No hay comentarios:

Publicar un comentario