domingo, 4 de julio de 2010

Solo las balas de FAL suben a los cerros



El morado era el color predominante para los niños y jóvenes que asistían a aquella suerte de feria, que el domingo 27 de junio se instaló en la funeraria La Fe de Catia. Yolimar era una de las que vestía una camiseta morada. Su rostro, de ojos rasgados y labios gruesos, se veía, no sólo lánguido entre la multitud, sino que sus facciones se repetían en la que descansaba en el fondo del féretro.

Una vecina acariciaba el vidrio del ataúd como si se tratara de los cabellos de Daniela Patricia, la hermanita de Yolimar, que, con apenas 12 años, cayó ante una bala de la Guardia Nacional.

Entre la multitud del barrio La Silsa que se reunía en la funeraria algunos comentaban:

- Dios lo quiso así.

A pesar de que todos temen y de lo que dicen, pocos se sienten realmente conformes con lo ocurrido...

El morado quizás fuera una casualidad entre el guardarropa de los vecinos de La Silsa, pero que todos vistieran ese color parecía más bien un código, porque a quien despidieron era apenas una niña.

Aquella ocasión que sirvió para reunir al barrio, comenzó a las ocho de la noche del viernes 25 de julio, cuando Daniela Patricia, Yolimar, y tres amiguitas más, esperaba en el sector La Pantalla a que estuvieran listos los pepitos que habían encargado un poco más abajo.

En el pasillo serpenteante, que está sobre el muro de contención al que llaman La Pantalla, las cinco niñas se apretujaban en tres escalones junto a una baranda. Unos metros más abajo está la calle, desde la cual el pasillo se ve con toda claridad.

Estaban solas, en eso insiste Yolimar. Aunque desde donde se encontraban era imposible ver el pequeño callejón donde había un grupo de jóvenes reunido.

Quienes vieron llegar a los cuatro efectivos, desde el sector de La Moran, dicen que iban más bien asustados. El jefe de la comisión se detuvo, cerca de La Pantalla, frente a la bodega de Don Ernesto. Dos más estaban al pie del muro de contención, y un tercero a unos metros de ellos.

Desde el callejón, los jóvenes dispararon seis veces hacia donde estaba la comisión. El guardia rezagado se lanzó al suelo, quizás los que estaban más adelante lo creyeron herido, pero sólo se había resguardado allí, encogido, protegiéndose, disparando como podía. Lo que siguió fue una lluvia de más de 50 tiros de FAL que los efectivos hicieron hacia el pasillo en lo alto del muro.

Las chicas comenzaron a correr en medio de las balas y los guardias seguían disparando hacia donde ellas estaban. El barrio se paralizó: los jeepseros abandonaron sus carros, y el suelo de La Silsa quedó cubierto de personas que se cuidaban de los disparos. Entendían que de una bala de FAL nadie se salva.

Yolimar iba a toda prisa. A sus espaldas escuchó que Daniela Patricia gritaba.

- ¡Me dieron!

Su hermana le gritó que no jugara con eso. Pero, al volver la vista en un recodo, no la vio. Volvió sobre sus pasos. Estaba junto a a un pequeño matorral que hay en el camino. Sangraba.

-No me dejes morir.

Yolimar gritaba pidiendo auxilio y los tiros seguían rebotando en la pantalla.

Alterado, el bodeguero le reclamó al jefe de la comisión que dejaran de disparar, parecía haber alguien herido.

El guardia hizo señas a los suyos que seguían disparando, como si de una barricada se tratara, aunque hace buen tiempo los tiros eran solo suyos. Alzó la voz por encima de las balas y, cuando tuvo la atención de sus subordinados, volvió con las señas para que se replegaran.

Alguien en la calle confirmó que había una niña herida.

Algunos dicen que los guardias palidecieron. Comenzaron a recoger las conchas de sus propios fusiles, y uno reclamó.

- ¡Pero bueno, qué hace una menor a esta hora en la calle!

Cuentan en el barrio que los guardias volvieron la madrugada siguiente y recogieron más de su evidencia. Una de las viviendas muestra las marcas de los balazos de FAL, y algún vecino recolectó 13 conchas más. Dicen incluso que los guardias fueron de civiles y “visitaron” a los residentes de las casas en lo alto de La Pantalla.

10 días después de la muerte de Daniela Patricia, no hay sorpresa. Los cuatro guardias, plenamente reconocidos, fueron llevados con cortesía a la policía científica para hacerles análisis a ellos y a sus armas. Los FAL fueron devueltos tras las experticias, y los efectivos regresados a sus funciones o, si acaso, los dejaron a la orden de su comando, pues, como dice la policía.

- Con la guardia hay que conservar un protocolo.

En las callejas del Segundo Plan todos siguen hablando de lo ocurrido. Algunos lo hacen en la casa de Yolimar Centeno, la mamá de las dos hermanas. Dos tías de la niña y la abuela están allí.

- Es que si al menos los guardias se hubieran quedado a dar la cara...

Las paredes de la casa se han quedado semidesnudas. Las fotos de Daniela Patricia fueron removidas, con prudencia, por las tías. Yolimar madre quiere olvidar y procuran ayudarla en su misión.

La mamá de la pequeña camina arrastrando los pasos y se deja caer en una silla, ausente. La madrina de la chica se asoma a la reja, y Yolimar comienza a llorar. Da arcadas, hasta que se abraza a la cintura de su comadre, la madrina de la niña.

- Ay negra, mi Daniela!! Se la llevaron. ¡Esos asesinos mataron a mi niña!

La frase, siempre usada para referirse a la delincuencia, esta vez hablaba de la autoridad.

*Foto: Venancio Alcázares (El Universal)

5 comentarios:

  1. Muy bueno, Laura Virginia. Tu camino está en la literatura. De aquí a poco. Néstor.

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  2. Un drama diario venezolano, expuesto con la desnudéz de un reportaje, la calidad estilística de una buena crónica, y el encaje verbal de una voz literaria.

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  3. Gracias Nestor y Antonio... Pero saben hay días en que el alma no da para tanta muerte... En ocasiones uno siente que las herramientas se acaban, porque no solo es triste, es pavoroso y terrible... No queda más que seguir escribiendo hasta que esa realidad deje de ser.

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  4. Gracias Néstor, y Antonio. Les confieso que hay días en que el alma no da para tanta muerte... Es pavoroso y terrible... No queda más que seguir relatando hasta que esto cambie.

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  5. Exelente tu redacción Laura...eres muy buena en eso...sigue asi, pero a la vez nos recuerda que simplemente no podemos salir a la calle...abrazos de parte de tu cuñado...

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